No puedo ponerme de pie en spinning: ¿Por qué pasa y cómo solucionarlo?

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No puedo ponerme de pie en spinning

Te preguntas: ¿Porqué No puedo ponerme de pie en spinning? A ver, si alguna vez has ido a una clase de spinning y te has visto con el trasero pegado al asiento mientras todo el mundo parece que está bailando sobre la bici, no te preocupes… ¡No eres el único! Pasa más de lo que crees. Da igual si eres nuevo o ya llevas un tiempo dándole caña, hay días que simplemente no sale.

Vamos a ver, ¿por qué cuesta tanto ponerse de pie en spinning? ¿Es que la bici te odia? Nah, nada de eso… Te explico lo que puede estar pasando y cómo solucionarlo, porque créeme, una vez que le pillas el truco, cambia todo el juego. Y si no, pues al menos tendrás una buena excusa para no levantarte, ¿no?

¿Por qué No puedo ponerme de pie en spinning?

Mira, levantarse del sillín en una clase de spinning no es simplemente cuestión de decir «me pongo de pie» y ya está. Tiene truco… y si alguna vez te has sentido como si tus piernas no te respondieran, no te preocupes, es normal. Te explico:

Primero, la fuerza. Si los músculos clave no están al nivel (cuádriceps, glúteos, espalda baja, ya sabes…), entonces olvídate de levantarte con elegancia. Es como intentar abrir una lata de conservas con una cuchara… posible, pero vas a sufrir.

Segundo, la postura. Si no estás bien colocado, o no distribuyes bien el peso, adivina qué: el equilibrio se va de vacaciones. Y ahí estás tú, luchando por no parecer un pato borracho sobre la bici.

Tercero, el miedo. Nadie lo dice en voz alta, pero ahí está… el terror de irte de cara contra el manillar. No quieres caerte ni desequilibrarte, y eso te pone más rígido que una tabla.

Y por último, la resistencia. Si la tienes demasiado baja, es como intentar caminar en una pista de hielo. ¡No tienes control! Te hace pedalear de manera ridícula, y así no hay manera de mantenerse de pie.

Así que, ya sabes… si te cuesta, probablemente se deba a una mezcla de falta de fuerza, postura de muñeco de trapo, miedo irracional (o no tan irracional), y una resistencia que no está ayudando. Pero nada que no se pueda mejorar, ¿eh? ¡Ánimo!

Soluciones para superar el reto de ponerse de pie

Vamos a ser claros: si te cuesta ponerte de pie en la bicicleta, no pasa nada… ¡a todos nos ha pasado! Pero vamos a arreglarlo de una vez por todas. Aquí te dejo algunos trucos infalibles para que pronto estés pedaleando de pie como si nada. Toma nota:

Ajusta la resistencia

Mira, uno de los errores más comunes es tener la resistencia muy baja. Y claro, con poca resistencia te sientes como si estuvieras pedaleando en una gelatina… ¡imposible controlar nada así! Sube un poco la resistencia, que eso te dará estabilidad y evitará que sientas que te vas a caer en cualquier momento.

Fortalece los músculos que hacen el trabajo sucio

Sí, hay ciertos músculos que hacen todo el trabajo: los cuádriceps, los glúteos y la parte baja de la espalda. Si esos están flojos, no hay forma de que te mantengas firme de pie. Así que añade sentadillas, lunges y cualquier ejercicio que te fortalezca esa zona… Oye, te lo digo yo, va a hacer toda la diferencia (y encima mejoras el culito, que tampoco está mal).

Corrige tu postura, que esto no es un desfile

La postura es todo. Si te pones de pie con la espalda doblada como un gato enojado y los brazos tensos como si fueras a hacerte la manicura… estás en problemas. Mantén la espalda recta, los hombros relajados y los codos ligeramente flexionados. Y agárrate al manillar con firmeza, pero sin parecer que estás sujetando el último trozo de pizza (tranquilo, no se va a ir a ningún lado).

Hazlo a ratitos (sin prisa pero sin pausa)

Nadie dice que te pongas de pie durante toda la clase desde el primer día, ¡tampoco nos pasemos! Empieza levantándote en pequeñas secciones, unos segundos aquí y allá. Y cuando veas que ya te sientes más cómodo (y que no te vas a caer de cabeza), vas aumentando los intervalos.

Con estos pasos, en nada vas a estar pedaleando de pie como un pro. Y si te cansas… bueno, ¡siempre puedes volver a sentarte un rato!

¿Cómo meter esta técnica en tu rutina de spinning?

Mira, una vez que le pilles el truco y ya no te sientas como un pato mareado, puedes empezar a pedalear de pie en tus clases de spinning. No te voy a mentir, no es solo para que te veas más pro en el espejo, sino porque realmente le mete caña al entrenamiento. ¿Más intensidad? Sí. ¿Más calorías quemadas? También. Y de paso, pones a trabajar músculos que ni sabías que tenías.

Aumenta el tiempo de pie… pero sin fliparte.

No me seas héroe. No es cuestión de levantarte y pedalear de pie como si fueras a ganar el Tour de Francia desde el minuto uno. Empieza suave, ponte de pie solo en algunas canciones o en partes específicas de la clase, y vas subiendo la apuesta poco a poco (no queremos que te caigas redondo).

Postura: no te desarmes.

Esto es clave. No se trata de hacerlo como sea… Tienes que tener la postura correcta: manos bien colocadas, el abdomen apretadito (no hay escapatoria, los abdominales siempre están invitados a la fiesta), y una buena distribución del peso. Si lo haces bien, no solo evitarás que algo te haga “crack” -que ya sabemos que las lesiones nunca son buenas noticias-, sino que además notarás mejores resultados. Porque, claro, si lo haces bien… funciona mejor, ¿no?

¿Y si No puedo ponerme de pie en spinning?

Tranqui… no te vas a morir por no hacerlo. Si te preguntas porqué No puedo ponerme de pie en spinning, piensa que esto tiene lo suyo, sí, pero no es el fin del mundo si prefieres quedarte sentado (¡y muchos lo prefieren!). De hecho, te puedes poner en forma igual de bien sentado, así que no te hagas un lío con eso. Si tienes alguna molestia o una lesión, mejor ni te arriesgues. Pedalea sentado y punto. Eso sí, si te duele o sientes algo raro, pregúntale a tu instructor (o a quien sepa del tema, pero que no sea tu cuñado).

Conclusión

Mira, pensar «No puedo ponerme de pie en spinning» es normal, ya que puede parecer complicado al principio… ¡y lo es! No voy a mentirte. Pero, como todo en la vida, con un poco de técnica (y algo de terquedad), se puede lograr. ¿Que te cuesta? Normal, a todos nos cuesta al principio. Así que, tranquilo, no eres especial por eso.

La clave está en practicar, mejorar tu técnica, y claro, fortalecer esos músculos que quizá estén un poco de vacaciones. No te frustres si no te sale de inmediato. Sigue estos consejos, relájate, y, sobre todo, disfruta del maldito ejercicio. Al final, no se trata de competir en las Olimpiadas… se trata de que tu cuerpo no termine odiándote por forzarlo sin necesidad.

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